“El enigma de un hotel”, de Prosa Editores, es la primera novela de Rosi Treguer, que sumó a su vocación de impenitente viajera las ganas de contar lo que vio. La autora teje su historia a partir de un artículo que la protagonista lee en un diario. Allí se mencionaba que el mítico hotel neoyorkino Waldorf Astoria había convocado a los huéspedes de todas las épocas que se hubieren robado objetos para que los devolvieran. Empezaron a llover cucharitas y muchas cosas más desde los rincones más alejados del planeta, que habían sido llevados como souvenirs por sus antepasados.
Lauren, un antepasado de la protagonista, tenía varias cucharitas de hoteles famosos. Recorrer esos sitios y descubrir las vivencias de una mujer y su posible historia de amor es lo que enciende en Victoria, su bisnieta, la necesidad de descifrar el enigma que la llevará lejos.
La trama se desarrolla envuelta por referencias a sitios, obras de arte y rincones de New York, Viena, Madrid, Barcelona, Praga, París y Buenos Aires. La descripción de cada paso de la protagonista -que vive también su propia historia de amor durante la búsqueda- de los restaurantes, museos, esquinas y calles de cada ciudad transforman a esta novela en un convite a viajar. Es más, El enigma de un hotel puede ser una buena guía a la hora de elegir esos destinos.
Los hoteles guardan siempre secretos que sospechamos que podrían acuñar historias increíbles pero ciertas. Rosi Treguer sabe eso. La hotelería no le es ajena y estudió ese mundo. Lo hizo porque le gusta el tema. No creo que su condición de abogada y docente de Derecho Penal la haya empujado hacia esas latitudes, aunque nunca se sabe.
El nivel de detalle, las sorpresas y el inesperado final que El enigma de un hotel nos tiene reservado serían razones para una muy buena película.